Dentro de unos años la historia contará que la banca del siglo XXI sufrió a partir del año 2008 un revolcón y que banqueros y economistas tardaron decenios en interiorizar la nueva situación. Y el 2020 fue el año en que a la mayoría se le cayeron los palos del sombrajo.
Hasta 2008 los bancos comerciales creaban el 95% del dinero en circulación y el restante era papel moneda impreso por los bancos centrales. A partir de la gran crisis esto empezó a cambiar y los bancos centrales fueron cobrando importancia, hasta que en 2020 se invirtieron los papeles con consecuencias que aún no llegamos a vislumbrar. Pero vamos por partes:
¿Qué hace un banco central?
Un banco central es un banco de bancos que está para poner orden en un espacio económico: preserva el valor de la moneda y mantiene la estabilidad de precios. Teóricamente lo hace modificando la tasa de interés con la que los bancos comerciales se prestan dinero entre sí. También debe mantener estable el sistema financiero y, muy importante, es el único autorizado a imprimir dinero (papel moneda). Los bancos centrales más conocidos son el Banco Central Europeo y la Reserva Federal de EEUU.
En tiempos de bonanza, el papel de los bancos centrales es aburrido y burocrático. Tienen potestad para imprimir dinero, tanto papel como moneda, pero el total producido no es ni el 5% del dinero en circulación.
La vida del banquero central se pone interesante, muy a su pesar, cuando llega el colapso recurrente debido a la exigencia de crecimiento sin fin del número de créditos con la banca comercial (del que hablábamos en Cómo se crea el dinero), porque le toca remangarse e intervenir.
En el siglo XX bastaba con que el banco central de turno bajara los tipos de interés. Inmediatamente particulares y empresas podían pedir créditos más baratos y la economía se reactivaba. Cuando apuntaba la inflación, volvía a subir los tipos de interés.
Pero eso hoy ya no funciona, sin que nadie parezca saber muy bien por qué.
Los bancos centrales se ponen a experimentar
La tasa de interés interbancario está cercana a cero de continuo, a la economía le cuesta un horror reactivarse y la inflación está en paradero desconocido. Todo el mundo mira a los bancos centrales y les pide que muevan ficha. Por algo son el banco de bancos, los prestamistas de última instancia. Así que han tenido que innovar, algo a lo que son poco proclives por su ADN: prueban con tipos de interés negativo (que, entre nosotros, quiere decir que alguien te deja dinero y además te paga un poco por devolvérselo en unos años) o desarrollan nuevas herramientas como la expansión cuantitativa o el dinero helicóptero.
Con estas medidas aparentemente inocentes, la Reserva Federal de EEUU (su banco central) ha inyectado desde la crisis del 2008 más de diez billones de dólares en su economía, alterando completamente su porcentaje de participación en la creación de dinero. En Europa y otros países ha ocurrido tres cuartos de lo mismo. Si antes el dinero se creaba a cambio de deuda privada, ahora es sobre todo pública.
Experiencias que dejan preguntas incómodas
Ahora viene lo sorprendente. Según la teoría económica clásica el uso de intereses negativos o la inyección de enormes sumas en la economía debería tener consecuencias inmediatas y devastadoras.
Por ejemplo, si en una economía como la europea, a igualdad de producción, el BCE inyecta 2 billones de euros, al haber más dinero disponible debería bajar el valor del mismo, es decir deben subir los precios, ¿no?
Pues no, no han subido los precios o, lo que es lo mismo, no hay inflación. Un año tras otro, tanto la Reserva Federal de EEUU como la Comunidad Europea son incapaces de alcanzar su tasa de inflación objetivo del 2%.
Esto tiene tremendamente despistados a una buena parte de los economistas del mundo. Predicen inflación, quiebras empresariales, hundimientos bursátiles y créditos impagados que no acaban de llegar.
Los bancos centrales experimentan y surgen toda una serie de preguntas fascinantes, cuyas respuestas van a condicionar nuestras vidas en el futuro:
- ¿Por qué alguien iba a pagarte por prestarte dinero?
- ¿Por qué no hay inflación?
- ¿Por qué suben las bolsas aunque la economía va de pena?
- ¿Qué pasa si no se devuelve el dinero al banco central?
- ¿Se puede aprovechar la capacidad de crear dinero de la nada de los bancos centrales para arreglar nuestros problemas?
Pueden parecer preguntas con interés meramente académico, sin embargo gran parte de nuestros problemas económicos y sociales están directamente relacionados con la mecánica de la creación del dinero y, por tanto, su solución depende de las respuestas que se encuentren.
Referencias:
Positive Money: HOW CENTRAL BANKS CREATE MONEY